Paisaje Entrañable-extrañable

Información de prensa, 11 de agosto de 2008

INTERFACES: BARILOCHE- COMODORO RIVADAVIA

San Carlos de Bariloche - El jueves 14 de agosto, a las 19, en el Hotel Design Suites se inaugura la muestra de arte contemporáneo curada por Irina Svoboda y Ruth Viegener. La exhibición se podrá visitar hasta el 10 de septiembre.
La muestra está integrada por obras de: Sebastián Díaz Morales, Viviana Blanco, Fermín Eguía, Mónica Giron, Gabriela Fernández, Lorraine Green, Cristina Morales, Narcisa Hirsch, Laura Ortego, Carolina Lockwood, José Luis Tuñón, Mariana Lozada e Ingrid Roddick.
Interfaces es un programa de la Dirección de Artes Visuales, de la Secretaría de Cultura de la Nación , con el apoyo del Fondo Nacional de las Artes, diseñado con el objetivo de estimular el cruce de experiencias locales en el campo de las artes visuales en la Argentina de hoy.
Desde diciembre del año 2005 este programa ha involucrado a curadores, artistas e instituciones de las ciudades de Mar del Plata, Rosario, Tucumán, Río Gallegos, Córdoba, Posadas, Salta, Mendoza, Neuquén, Paraná, Bahía Blanca, San Juan, General Roca, Santa Fe, Comodoro Rivadavia, Bariloche, Corrientes y La Plata.

Lugar de la exposición:
Designe Suites
Avda E. Bustillo 2.500 Ciudad de Bariloche
Inauguración:
Jueves 14 de agosto a las 19:00 hs.
Entrada libre y gratuita.
Viernes 15 de agosto a las 18:00 hs: Charla y visita guiada con artistas, curadoras y Marcelo de la Fuente coordinador del Programa Interfaces.

Nota Río Negro Digital sobre Interfaces

¿Qué ven los artistas cuando miran el paisaje? Es la pregunta que se hace una de las curadoras, la artista local Ruth Viegener, en la introducción del catalogo a la muestra “Interfaces 8 – Diálogos visuales entre regiones – Bariloche/Comodoro Rivadavia”. La idea de Interfaces nació en realidad en el año 2005 y se diseñó con el objetivo de crear redes y cruzar las experiencias de artistas de las más diversas latitudes, es decir, conectar paisajes, regiones, localidades y establecer diálogos entre sus artistas potenciando sus creaciones. Así llegó a Bariloche el cruce número 8 del proyecto, el de dos ciudades que a simple vista tienen muy poco en común. Eso quedó al descubierto durante las apreciaciones de la “visita guiada”, que se realizó con la presencia de las curadoras, los artistas y el licenciado Marcelo de la Fuente, Coordinador de programas de la Secretaria de Cultura de la Nación, a pocos días de inaugurada la instalación. Bariloche, la ciudad que se pone linda para agradar a sus visitantes, ¿una ciudad femenina? Comodoro Rivadavia, la ciudad del petróleo que se muestra hostil ¿una ciudad masculina? Ruth incluso recuerda que el Petróleo se produce gracias a la muerte. Se habla de gestión cultural, de la visibilidad de los artistas y de anécdotas sobre las salas y el decorado, que terminan en ironías sobre el propio arte contemporáneo: ¿instalación con piano? Irina Svoboda, la curadora de Comodoro comenta sus impresiones de los artistas de la ciudad antípoda a la suya que se resume en conceptos como calidez, madera, bosque, contención. El arte muestra y delata una historia y las apreciaciones de las artistas son extremadamente agudas y en mi interior pienso que tendrían que ser tomadas en cuenta por los políticos que gestionan nuestros patrimonios. La discusión se centra en la migración de los artistas y los proyectos inconclusos, las crisis recurrentes y la necesidad de relatar, documentar y archivar. Se habla de un país que vive en “fragmentos temporales” y de una cultura que nunca termina de construirse. Mónica Girón, una artista con raíces en Bariloche, al reflexionar sobre las crisis recurrentes que destruyen el tejido social, insinúa que el arte actúa como un sanador de heridas. “Con el arte interpretamos la crisis y la sorteamos. Con el arte nos enfrentamos a la fragmentación y aliviamos la ruptura”. Los artistas hablan luego de su obra lo que ayuda a entenderla. Algunos/as artistas producen en su lugar, otros/as desde el exilio y se entrecruzan las miradas subjetivas y cargadas de recuerdos con las percepciones de los que miran desde el lugar. Para citar solo una: la serie “ajuar para un conquistador”, de Monica Girón, un comentario sobre el Museo de la Patagonia y la forma que la sociedad se mira a si misma. Una nueva lectura del viejo museo que solo es recuerdo de los que lo conocieron. Una reflexión sobre el proceso de aniquilamiento y la instalación de un nuevo orden. Un ciclo de metáforas. Otra: “Viajes en auto con él”, de Ingrid Roddick, dibujos en tinta, mapas y textos. Entre el inicio y la meta lo que pasa es el viaje. La documentación del camino, fotos del auto en movimiento, “rutagramas”, una realidad alternativa. Otra: “Juego de Living”. El relato de una mitología familiar, un hogar en un escenario vacío, el paisaje de la patagonia barrido por el viento, “la inmensidad que comienza donde termina el patio”. Podríamos seguir relatando las miradas, pero no hay tiempo. Interfaces es un proyecto en red para que el mundo te mire en tu lugar, la aplicación de nuevas gestiones con nuevas tecnologías, una adaptación a los tiempos que se vienen. Al final se habla de sostener los proyectos en el tiempo, de la necesidad de acumular y crear un acervo, es decir la importancia de la creación de un museo de arte en nuestra ciudad aluvional. Ruth finaliza hablando de su trabajo de curadoria, del nuevo universo en dos fractales, de las dos ciudades y de cómo se puede estabilizar un sistema. Si los artistas cultivan percepciones agudas que tanto nos enriquecen, ¿Por qué no se los ve?

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ver más allá de lo que nuestros ojos ven / cosas pequeñas en la inmensidad

Recientemente las tres actividades que desarrollo han convergido en Interfaces 8, un programa de la Secretaría de Cultura de Presidencia de la Nación. (Cuenta con el apoyo de la Dirección Nacional de Patrimonio y Museos, Dirección de Artes Visuales y Fondo Nacional de las Artes). Las ciudades convocadas en esta oportunidad fueron Comodoro Rivadavia y Bariloche, las curadoras, Irina Svoboda y Ruth Viegener respectivamente. Mientras la muestra estuvo en Bariloche, fue exhibida en el Espacio Design Suites. Fui una de las artistas convocadas de Bariloche. Como docente, decidí llevar a mis alumnos, futuros maestros de escuela primaria a ver la muestra. Mi propósito era contrastar la experiencia directa de la obra de arte, en contraposición con la reproducción del catálogo, pero a la vez el mismo era importante: por la clase de información que éste podía brindar sobre los artistas, las curadoras y sus intenciones. Les pedí que eligieran dos obras a través del catálogo para luego contrastar sus impresiones ante la “presencia real”; y además, relacionarlas con los textos curatoriales.

Resaltando la importancia de asistir a diferentes muestras, Daniela Coronal, así como muchos de sus compañeros, comenta cuánto cambió su opinión de las obras al verlas en directo. Ella lo expresa así: “la experiencia directa es aún más enriquecedora que sólo tener la posibilidad de mirar fotos, este contacto de alguna manera con el artista despierta otras sensaciones, sentimientos que nos llevan por un momento a pensar el por qué de la obra y el significado para el artista.” Ella cambia su primera elección por “Voraz” de Viviana Blanco (un dibujo en carbonilla sobre papel de 200 x 120 cm.) porque siente que la cautiva, exigiéndole atención. Vanesa Calabria comenta que cuando llegó a la muestra “todo cambió, algunas eran más grandes y otros que no me habían atraído eran realmente admirables”. Su elección también se modificó y eligió la pintura de Fermín Eguía, “Lo que el viento no se llevó” porque “me impactó como trabajaba lo fantástico maravilloso” y le provocó sensaciones “que hasta podrían ser absurdas”, pero también le provocó tristeza y nostalgia. Laura Belender ante la obra “El Arca” de Cristina Morales (una caja alargada de madera con pequeños esqueletos en su interior, visibles con pequeñas luces y lupas), destaca que no es posible encontrarse con los detalles que tiene la obra a través de una imagen. Julieta Avendaño se maravilla ante estos detalles y termina de comprender la obra, aunque confiesa que le da un poco de impresión. Greta Angelacio elige “Maremagnum” de Gabriela Fernández porque la siente imponente (son fotos de algas de unos 50 x 80 cm. cada una, presentadas en tres hileras de 6). Vanesa Antinao aclara que influye el tamaño de las imágenes, que además “permiten la observación detallada de colores y formas”. Valeria Faisca puntualiza: “Esta obra me llamó la atención desde un principio. Aquel verde acuático me instalaba cerca del mar, pero desde otra perspectiva, desde las profundidades de aquél mundo enigmático que sólo puede ser soñado. (…) Ver aquella secuencia de fotos en su magnitud fue mejor [que el primer acercamiento a través del catálogo]”. Ella rescata esta cita de Elliot Eisner (Cognición y currículum Procesos cognitivos y currículum; Martínez Roca, Libros universitarios y profesionales; 1987): “Las cosas no son siempre lo que parecen ser en la superficie y es preciso verlas en función del tipo de vida emocional que generan”

Es así como algunas obras conectaron a estos visitantes con las emociones: Sobre la obra de Sebastián Díaz Morales (video instalación llamado “Fuerza”), Romina Alvarez comenta “Me resultó peculiar que el artista eligiera el viento para expresarse, elemento difícil de plasmar en lo visual, pero que tiene una [especial] presencia”. Reflexiona a partir de esta obra, “me transmitió sentimientos de fuerza y lucha lo que lleva a otros planos de la vida en que necesitamos de estas cualidades para disfrutar de las cosas”. Claudia Paillacar, ve esa misma lucha como una constante por la superación personal. Lilia Irustia resume afirmando que “sin duda, es una obra de gran contenido simbólico”. Por otra parte, la pintura “Cerro Chenque” de Eguía, provoca en Gisela Montivero “misterio” y “frialdad”, cree percibir “imágenes de ovnis” y “cosas extrañas”. Mariela Curapil no escapa de cierto desconcierto, la melancolía, la tristeza y la soledad provocados por “la vida y la muerte separados por un alambrado”. Algunas de estas sensaciones emergen también de la obra de video-arte “Patagonia” de Narcisa Hirsch: Juan Carlos López, sorprendido por ser la primera vez que ha visto arte en este soporte, le parece percibir el silencio patagónico que él mismo siente al vivir en ella. Laura Mena escribe, “de una proyección donde emergen imágenes al azar, llenas de luz, viento y nieve que enmarcan la paz, la entrega, la soledad y el silencio que el paisaje de Bariloche y sus alrededores ofrece a espíritus aventureros, que buscan, en las palabras de Svoboda, “experimentar un espacio donde está todo por hacer”.

Frente a la obra de Laura Ortego, “Juego de living” (6 fotos blanco y negro de 30 x 30 cm de diferentes paisajes patagónicos con pequeños objetos en su centro), Juan Carlos López escribe, “me pareció extraño al observar los objetos en ambientes desolados y silenciosos, sin contacto con otros seres u objetos. Se mostraba como el reflejo de una persona en soledad”. Carlina Garcés cree que la artista lleva algo de sí misma a ese paisaje para sentirse parte del mismo. Pero cuando Marisa Martínez, Belén Herrera y Adelia Fliess observan “Juego de living” sienten que a través de la misma se brinda un mensaje esperanzador. Martínez al ver estas fotos recuerda su propia casa y lo que han logrado. Le gusta su sencillez, y la representación de estas cosas pequeñas en la inmensidad. Las ve como una metáfora: “los seres humanos estamos sumergidos en esa inmensidad, día a día hacemos cosas pequeñas, pero tan significativas, que hacen que esa inmensidad sea distinta”. Herrera y Fliess creen que da a entender que con esfuerzo todo es posible. Fliess imagina que Svoboda ha querido plantear el redescubrimiento de estos lugares de los forma parte, “el orgullo de sentirse parte de ese redescubrimiento, [dice Fliess] de sentir que todos son partes de mi misma tierra, mi Patagonia, y de aquéllos, que igual que yo, la sienten suya”. Andrea Altamirano comenta que vuelve a mirar el paisaje luego de ver la muestra: “A pesar de que estas ciudades son opuestas desde lo geográfico (…) todas se constituyen, fundan y se componen con elementos esenciales: el agua, la vegetación, la tierra, la fauna, el clima… y sobre esto las edificaciones- infraestructura del hombre. (…) vivimos y cohabitamos sin siquiera, a veces, percibir o considerar lo que nos rodea, lo que es parte de nuestra cotidianidad”.

Este encuentro con Interfaces también permitió a muchos conectarse con sus propias experiencias y relatos. La obra de Blanco funciona así para Helga Carrasco que eligió “Voraz” por la leyenda que representa, la del “cuero”: “cada salida a la montaña y al aproximarse a un lago o río de gran caudal, se repetía el relato del cuero por parte de los mayores, como signo de advertencia (…). [En “Voraz”] se representó ante mis ojos una imagen mental que había y hay en mi mente (…) como si la artista le hubiera sacado una foto a un pensamiento. (…) Sentí sensación de alivio, de compartir un miedo.” Carrasco también siente un lazo que se estrecha con su padre a través de la obra de Díaz Morales: su papá no exageraba cuando hablaba de la fuerza del viento, “vino a mi mente la presencia de mi padre contándome anécdotas sobre su servicio militar que en ese tiempo era obligatorio y que le tocó la ciudad de Comodoro Rivadavia o la “ciudad del Viento”, como él la llama”. Por otra parte, Valeria Faisca dice de las palabras de Lorraine Green: “La forma que decidió ilustrar aquéllas obras me identificó con la artista. Tenía un plan a seguir, un viaje, una ida y de repente, algo pasó que la conmovió. Bajó del colectivo y sus propósitos fueron otros. Se dejó llevar por un impulso, un sentimiento más poderoso que lo predeterminado.” Para otra artista, la obra es el viaje que luego muestra a través de fotos, dibujos y mapas. “Viajes en auto con él” de Ingrid Roddick le provoca a Melissa Rivera la necesidad de viajar “hacia atrás (en el tiempo y la intimidad de [su] infancia)”. También la hacen valorar el tiempo propio, el encuentro consigo misma y la posibilidad de realizar un viaje “lleno de aventuras que me conecte hacia mi interior y más allá”. Pamela Millatruz recordó los viajes a su pueblo viendo anochecer. Danitza Caballero siente algo de magia en las imágenes, un punto de vista diferente de algo que está en el mundo en forma para ella, “común y corriente”.

Es evidente que la naturaleza es un tema que sensibiliza a muchos, en especial a quienes viven cerca o dentro de ella como ocurre con estos futuros maestros. Este contacto refina la percepción que se tiene de la misma: Jimena Sorianello reflexiona sobre los dibujos y acuarelas de ñires y lengas de Green diciendo que le “hizo traer la sensación de los bosques de Bariloche tan mágicos, de los que personalmente disfruto mucho”. En cambio Mónica Girón representa otro árbol nativo con su instalación “E-XS: Arrayán” (13 piezas de fibra de vidrio y masilla epoxi de unos 30 cm. de alto apoyados en el piso, cuyas texturas evocan arrayanes y sus formas corsés). Lilia Irustia elige esta obra recordando caminatas pasadas entre estos árboles color canela. Por otra parte, Pamela Millatruz se siente identificada con Viegener porque a ella le gusta juntar piedras y encontrarles significados. Comenta que lo primero que le llamó la atención fue la forma en que [en el texto curatorial] toma dos “simples” piedras de dos ciudades diferentes y realiza una serie de relaciones y comparaciones. En cambio, Laura Mena se refiere a otra naturaleza cuando dice que la obra “Infierno chico” de Tuñón “representa el uso del espacio geográfico por parte de los habitantes de la región patagónica, (…) donde un reducido número de familias se establecen en una pequeña área dentro de la gran inmensidad y soledad (…), los habitantes muy cercanos entre sí y a la vez muy lejanos.” Esta fue otra obra que sorprendió al ser vista en directo: nadie se esperaba esas tres grandes superficies circulares de 90 cm de diámetro de chapa galvanizada colgando libres de una viga.

En una muestra en la que el agua tiene su representación, Débora Ismodes al referirse a la obra de Carolina Lockwood, “Arruyo” (3 detalles de la superficie del lago puestas en de cajas de luz de 40 x 30 cm. apoyadas en el suelo), escribe “el lago-propio de Bariloche- dulce y con un movimiento a veces lánguido semejando un espejo y a veces con la ayuda de la potencia del viento, toma la impetuosa personalidad del mar…” Fliess encuentra que “Lockwood al igual que Viegener propone la fusión de “algo, (…) luego ambas dejan a la imaginación si lo que uno busca son más preguntas o respuestas”. Mariana Lozada también utiliza con frecuencia el agua en sus obras, pero desde otra perspectiva: “Fractales y alquimia” se compone de esferas de vidrio, goteros, agua, tinta china, ácido nítrico, fenolftaleína y un mechero. Jimena Costagliola descubre que ella y la artista tienen algo en común, una formación en biología. “El reflejo de la luz en el agua, sumado al movimiento de ésta, también me atrapa. No sabría explicar por qué, pero si puedo decir que cada uno de estos componentes: luz, agua y movimiento, para mí tienen una estrecha relación con la vida, significan vida y la hacen posible. Pero sé que en ella también vi algo de científico, de mezcla, algo que se diluye.” De Mónica Girón, Jimena así como Andrea Altamirano, comentan sobre la ingeniosidad del ajuar para diferentes animales (“Ajuar para un conquistador”, vitrina con tejidos realizados con las formas y colores de diferentes aves patagónicas).

Las reflexiones finales de Romina Alvarez son, “más allá de los gustos personales, consideré a cada una como la persona que está tras de cada [obra], quien congeló en el tiempo un instante único de inspiración, que si bien todas las personas tenemos la capacidad de sentir cada instante, pocos podemos atraparlo más allá de nuestra memoria. Cuando llegué al lugar de la exposición no tenía muchas expectativas de nada en especial, pero al ver las obras desde cerca inmediatamente cambiaron mis sensaciones y maneras de verlas, lo que me hizo pensar que todos desde la infancia debemos aprender a apreciar. Los docentes tienen la oportunidad de ayudar a los alumnos a observar obras de arte y “ver más allá de lo que nuestros ojos ven”.

De los 27 alumnos que tuve este cuatrimestre, sólo uno tuvo una dificultad y no pudo asistir a la actividad. Fue a ver otra muestra. Las palabras que leí en los trabajos prácticos que me entregaron me emocionaron y me llevaron a escribir este texto, les agradezco sus reflexiones y sinceridad. Es evidente que el propósito de que dos regiones dialoguen a través del arte se ha cumplido, es evidente que el guión “paisaje extrañable - entrañable” se refleja y se apropia. Escribí estas palabras porque creo importante compartir esta experiencia: con otros docentes, para que sepan del impacto que tiene el arte; con los otros artistas, para que conozcan lo se que piensa a partir de sus obras; y finalmente con los curadores y organizadores para decirles gracias.

Ingrid Roddick, Bariloche, Noviembre 2008

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